Descripción
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Cuentos de amor, de locura y de muerte reúne algunos de los mejores cuentos de Quiroga, como «A la deriva», «La insolación» y «El almohadón de plumas». En sus páginas no hay descanso: los peligros de la selva acechan en las grandes extensiones, pero también en la aparente tranquilidad de la cama matrimonial. Aventurero, periodista, ejecutor de desdichados emprendimientos comerciales y de planes amatorios no menos exagerados, Quiroga fue partidario de una rigurosa teoría del cuento y de una desmesurada práctica de la vida.
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«Mil doscientas cincuenta y seis palabras: tal era la extensión obligatoria de los cuentos que Horacio Quiroga (1878-1937) publicaba en la revista Caras y Caretas, donde trabajó largos años. Pero Quiroga supo hacer del límite virtud y se impuso la tarea de «arrancar al lector de su descanso habitual, interesarlo, impresionarlo y sacudirlo». Aunque comenzó a escribir en las filas de la poesía decadente (pasiones mórbidas, melancolía y ajenjo), la lectura de Edgar Allan Poe y sus propias experiencias lo llevaron a hacer del horror y del combate entre el hombre y la naturaleza lo más original y perdurable de su obra.
Cuentos de amor, de locura y de muerte (publicado en 1917 en la Cooperativa Editorial Buenos Aires, a instancias de su director, el escritor Manuel Gálvez) reúne algunos de los mejores cuentos de Quiroga, como «A la deriva», «La insolación» y «El almohadón de plumas». En sus páginas no hay descanso: los peligros de la selva acechan en las grandes extensiones, pero también en la aparente tranquilidad de la cama matrimonial. Aventurero, periodista, ejecutor de desdichados emprendimientos comerciales y de planes amatorios no menos exagerados (llegó a cavar un túnel para llegar hasta una novia), Quiroga fue partidario de una rigurosa teoría del cuento y de una desmesurada práctica de la vida.
Patricia Breccia ha ilustrado con pasión y precisión estas pesadillas de Quiroga, con sus bestias que acechan tanto en lo profundo de la selva como en el corazón de los hombres».
Pablo De Santis
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