Descripción
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A Ricardo le encantaba pasar unas semanas en su estancia de San Antonio de Areco. Es que en el campo había muchas palabras nuevas, que sólo utilizaban los gauchos y que a él le resultaban mágicas. Decía «¡arre!» y su caballo caminaba al trote, decía «canejo» y se le iba el malhumor, decía «ahí viene Lucifer» y los que habían escuchado cuentos del diablo salían corriendo.
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A Ricardo le encantaba pasar unas semanas en su estancia de San Antonio de Areco. Es que en el campo había muchas palabras nuevas, que sólo utilizaban los gauchos y que a él le resultaban mágicas. Decía «¡arre!» y su caballo caminaba al trote, decía «canejo» y se le iba el malhumor, decía «ahí viene Lucifer» y los que habían escuchado cuentos del diablo salían corriendo. (RESEÑA A COMPLETAR).
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