Descripción
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Una escena resume la política nacional: la del fusilamiento. Allí, los bandos en conflicto dan sus mejores argumentos para enfrentarse a lo que no tiene nombre, limitando con el silencio de la muerte. Analizando fusilamientos emblemáticos, de Liniers a Aramburu, de Trelew a Puente Pueyrredón, Horacio González deja en este libro un testimonio acerca de esos momentos que cambiaron la Argentina.
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Cuáles son las últimas emociones de un sentenciado, qué ocurre en ese momento previo a la muerte? Los fusilados de la historia argentina portan un nombre: Liniers, Dorrego, Camila OGorman, Di Giovanni, el general Valle y los fusilados de José León Suárez, Joaquín Penina y tantos otros. Pero también el general Aramburu, fusilador y fusilado. No es este un inventario de esas muertes trágicas. Hay en cada caso una reflexión política, que invoca un humanismo crítico, idea que profundizó Horacio en sus últimos años.
Fusilamientos. Muerte en primera persona muestra la violencia política revestida de ceremoniales, donde la voz Proceda inicia lo que se concibe como acto de justicia. Un dispositivo de punición militar que se apropia de la facultad de juzgar; la barbarie operando bajo los términos de la ley civilizada. A través de documentos, cine, arte, literatura…, se tratan los modos de transmisión y justificación de esos hechos de sangre. Los pasos de los condenados llevan a Horacio González a bucear en la trama de la cultura nacional y preguntarse cómo se escribe la historia. Es que aventurarse a pensar fue su propuesta, hasta el final de la vida.
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